Después de varias rondas de arduas negociaciones entre los vecinos de esta comunidad de Sevilla, decidieron finalmente colocar 7 trasteros en una sola fila, ocupando una zona de la gran azotea de su edificio, y dejando espacio libre de sobra para los tendederos de ropa.
Los propietarios de estos flamantes trasteros pudieron guardar los objetos y enseres que estorbaban en sus viviendas antes de tomar sus vacaciones de verano, conscientes de que los dejaban seguros y a salvo de las altas temperaturas de esta época.